TRASTORNOS DE ANSIEDAD EN LOS DOLIENTES

La mitad de los dolientes sufre algún tipo de trastorno de ansiedad. En esta ansiedad generalizada la persona se encuentra dominada por una sensación de aprensión y temor constante, unida a la idea obsesiva de que pronto le sucederá algo malo; un accidente, una enfermedad. Se siente dominada por miedos irracionales, incluyendo fobias. Se preocupa,  de forma demasiado intensa, por todo. Diríamos que “no logra ocuparse en algo sin preocuparse”. Normalmente, este tipo de ansiedad desaparece con el tiempo. Sin embargo, una complicación requiere ayuda medica los ataques de pánico. Estos ataques de pánico consisten en crisis súbitas de ansiedad aguda, muchas veces sin causa, que se viven como un pánico intenso, sudoración, sensación de ahogo. En estos casos, es conveniente un tratamiento profesional para evitar que el problema se haga crónico. En ocasiones, la ansiedad anormal se manifiesta en forma de mareos o vértigos. Es la expresión física de la ansiedad que traduce un estado interior de inseguridad o de impotencia.

Hay que prestar una atención especial al llamado “trastorno por estrés postraumático”, un tipo de ansiedad, particularmente asociado por muertes traumáticas e inesperadas. La muerte, en casos como el suicidio, homicidio, accidentes y, también, las catástrofes colectivas, provoca reacciones en los familiares o en los sobrevivientes que son distintas a un duelo normal. En este trastorno el sobreviviente revive el acontecimiento de manera repetida con imágenes y pensamientos que vienen a su mente como “flash” indeseados. Sufren pesadillas e hipervigilancia, una actitud de estar en guardia permanentemente. Todo ello causa fatiga y dificultad para pensar con claridad y acaba agotando a quien lo padece.

En ocasiones, el sobreviviente evita ir a lugares, usar autos o relacionarse con personas que le recuerden el suceso traumático (conductas de evitación). Con todo, el síntoma más molesto de este trastorno son esos recuerdos que invaden la mente como un intruso indeseado y que suelen requerir tratamiento profesional.

Referencia:

Martínez Pablo. Más allá del dolor, superando las perdidas y el duelo (2006)