¿Qué es la
VIDA?
La vida es un ciclo: desde la
reproducción, el nacimiento, sigue con el proceso de socialización y el final,
la muerte. Esa debería ser la línea de la vida, que podamos morir de viejos,
aunque no siempre sucede así. La realidad en la cultura occidental ante el
nacimiento y la muerte es la siguiente: el nacimiento se percibe como una
experiencia positiva, es un momento gratificante, el cual se espera con mucha
alegría, mientras que la muerte se percibe como una experiencia negativa,
devastadora y por tanto, se resiste y no es bienvenida. (Sáez E. 2013).
Sin embargo esto no fue siempre así,
en el principio Dios creo todo, el cielo, la tierra, el sol, la luna, las estrellas,
la vegetación, los animales y finalmente la raza humana y cuando termino su
creación dijo que todo era bueno, “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he
aquí que era bueno en gran manera.”. Génesis 1:31
Pero luego, entonces el creador dio
unas instrucciones a su máxima creación (el hombre y la mujer) para que
mantuvieran la belleza de su creación pero la desobediencia vino y provocó unas
consecuencias fatales, la muerte. “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso
en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al
hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás.” Génesis 2:15-17
¿Qué
es el DUELO?
Se
refiere al proceso de experimentar reacciones psicológicas, sociales y físicas
de acuerdo a la percepción que se tenga de la pérdida. Es la pena profunda por
la pérdida de un ser querido. Es un proceso dinámico, con cambios y múltiples
posibilidades de expresión y no como un estado estático con limites rígidos
(Sáez E, 2013).
La
Biblia nos da ejemplos de personas en duelo. Quisiera presentar como algunas de
las historias bíblicas manejaban la experiencia del duelo. José muestra su
experiencia sobre la muerte de su padre Jacob (Israel) “Entonces se echó José
sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y lo besó. Y mandó José a sus
siervos los médicos que embalsamasen a su padre; y los médicos embalsamaron a
Israel. Y le cumplieron cuarenta días, porque así cumplían los días de
los embalsamados, y lo lloraron los egipcios setenta días. Génesis 50:1-3
Es
interesante porque José y su padre eran hebreos y la costumbre de ese pueblo
era que el periodo de embalsamamiento duraba cuarenta días, sin embargo, ellos
estaban viviendo en Egipto y la costumbre de ese lugar era que el luto duraba
70 días y luego era que se enterraba el cadáver.
Otra
historia interesante es la reacción de Job ante la pérdida de todos sus bienes
y la muerte de sus 10 hijos en el mismo día, “Entre tanto que éste hablaba,
vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en
casa de su hermano el primogénito; y un gran viento vino del lado del
desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los
jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia. Entonces Job
se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y
adoró, y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá.
Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.” Job 1:18-21
Ante
una pérdida tan significativa (todos sus bienes y todos sus hijos), vemos el
inmenso dolor que causa una muerte súbita o inesperada, aun así la fe de este
hombre fue un amortiguador de excelencia para tan grande pérdida.
Otra
historia conmovedora es la reacción de David ante la muerte de su hijo recién
nacido, “y enfermó gravemente. Entonces David rogó a Dios por el niño; y ayunó
David, y entró, y pasó la noche acostado en tierra. Y se levantaron los
ancianos de su casa, y fueron a él para hacerlo levantar de la tierra; mas él
no quiso, ni comió con ellos pan. Y al séptimo día murió el niño; y temían los
siervos de David hacerle saber que el niño había muerto, diciendo entre
sí: Cuando el niño aún vivía, le hablábamos, y no quería oír nuestra voz;
¿cuánto más se afligirá si le decimos que el niño ha muerto?
Mas
David, viendo a sus siervos hablar entre sí, entendió que el niño había muerto;
por lo que dijo David a sus siervos: ¿Ha muerto el niño? Y ellos respondieron:
Ha muerto. Entonces David se levantó de la tierra, y se lavó y se ungió, y
cambió sus ropas, y entró a la casa de Jehová, y adoró. Después vino a su casa,
y pidió, y le pusieron pan, y comió. Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto que
has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te
levantaste y comiste pan. Y él respondió: Viviendo aún el niño, yo ayunaba y
lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el
niño? Más ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle
volver? Yo voy a él, más él no volverá a mí. Y consoló David a Betsabé su
mujer…” 2 Sam.12:15-24
La
Biblia tiene muchas historias interesantes de cómo se refleja el luto y el
duelo, de cada experiencia nosotros podemos aprender. Finalmente quiero
presentar lo triste del proceso de la muerte para nosotros cuando vamos a
perder seres especiales que marcan nuestra vida antes de morir ante una muerte
anticipada.
Les
hablo de la muerte de Jesús. “Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se
llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy
allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a
entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma
está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco
adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es
posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” Mateo
26:36-39
En
otra escena de la misma experiencia de la muerte anticipada de Jesús, “Y
llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le
pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. Y le seguía gran
multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. Pero
Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí,
sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque
he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres
que no concibieron, y los pechos que no criaron.” Lucas 23:26-29
Y
finalmente, hasta el cielo se entristeció ante la muerte de Jesús. “Cuando era
como la hora sexta (las 12 del medio día), hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta
la hora novena (tres de la tarde). Y el sol se oscureció, y el
velo del templo se rasgó por la mitad. Entonces Jesús,
clamando a gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.”
Lucas 23:44-46
Como
podemos ver según la Biblia, la muerte es una experiencia triste para el
sobreviviente, pues tiene que hacer ajustes a la experiencia de su pérdida y
del deber que tiene para acostumbrarse a vivir sin la persona que ha muerto. A
través de las diferentes épocas y las diferentes culturas hemos podido ver
variaciones en el proceso pero entiendo que el dolor de la perdida sigue siendo
el mismo no importa cuál sea la época o la cultura de la persona que
experimenta la experiencia del duelo.
Pastor
Carlos Rodríguez (estudiante del II Certificado Tanatología Holistica)
Tel.
787-667-9296
Iglesia
Nazareno
Calle
Crotón T-711
Urb.
Loíza Valley
Canóvanas,
Puerto Rico 00729
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