Dicen que una imagen vale más que cien palabras, y
queda demostrado en la cita de hoy, en la cual se hace la semejanza de un
puente con nuestra vida. Ella al igual que el puente, nos lleva hacia alguna
parte y su recorrido cambia completamente según sean las circunstancias.
Si el sol alumbra, no habrá problema al pasar por él, porque podremos reconocer cualquier obstáculo que haya. Si es de noche y está iluminado, no será mucha la diferencia, pero si nos toca recorrer el mismo puente, en las noches oscuras y de niebla deberemos hacer un esfuerzo mayor para cruzarlo sin que se apodere de nosotros el miedo que paraliza la mente y el cuerpo.
El puente está a la vista, pero mientras no lo crucemos, no podemos saber que hay al otro extremo, sólo nosotros podemos descubrirlo, no basta saber lo que otros nos puedan contar sobre el trayecto a seguir, porque el único que puede tener la experiencia de cruzarlo es uno mismo.
La vida se nos regala con un largo o corto puente, para que lo recorramos en un tiempo determinado. Comienza con nuestro nacimiento y termina con nuestra muerte física, ninguno ni el más sabio, rico, poderoso e inteligente de los hombres, puede estar seguro del tiempo que durará la travesía, porque nadie tiene la vida comprada.
Nos aferramos a la vida con una pasión desmedida, nos atiborramos de bienes materiales y nos apegamos como lapa a nuestros sentimientos, como si ellos pudiesen ser eternos.
Nadie piensa en lo que hay al otro extremo del puente, porque por todos los medios se nos ha enseñado a no pensar en la Muerte, y por desconocimiento le tenemos miedo, ignorando que es gracias a ella que el hombre puede alcanzar la sobrevivencia eterna, porque "cuando el hombre muere, el espíritu comienza a alzar su largo vuelo en el gran viaje de regreso al hogar."
No debemos tener miedo de esta cercana y a la vez desconocida amiga que es la muerte, porque ella es la otra cara de la vida, por tanto mientras más sereno y pleno sea nuestro caminar por el puente de la vida, más confiados debemos entregarnos a la muerte.
Pero mientras llega el tiempo designado desde el día que nacimos, debemos vivir intensamente y con mucha conciencia, para tener mucho que llevarnos, porque recordemos que nuestro Ajustador recordará sólo las experiencias que han tenido significado para nosotros. "Mucho de nuestra vida y sus recuerdos que no han tenido significado espiritual ni valor moral, perecerán en nuestro cerebro material. Mucho de la experiencia material desaparecerá como andamios que habiendo ayudado a pasar a otro nivel, ya no tienen propósito en el universo."
Debemos tener nuestro puente en buen estado y lo mejor iluminado posible, porque si la Luz de la Verdad lo alumbra nos será mucho más fácil el transitar por él sin miedo, pero a sabiendas que no podemos fijar en él nuestra morada, porque en el otro extremo nos aguarda Dios.
Pasa por este puente de la vida de tal manera que te recuerden por tu paso en ...
Si el sol alumbra, no habrá problema al pasar por él, porque podremos reconocer cualquier obstáculo que haya. Si es de noche y está iluminado, no será mucha la diferencia, pero si nos toca recorrer el mismo puente, en las noches oscuras y de niebla deberemos hacer un esfuerzo mayor para cruzarlo sin que se apodere de nosotros el miedo que paraliza la mente y el cuerpo.
El puente está a la vista, pero mientras no lo crucemos, no podemos saber que hay al otro extremo, sólo nosotros podemos descubrirlo, no basta saber lo que otros nos puedan contar sobre el trayecto a seguir, porque el único que puede tener la experiencia de cruzarlo es uno mismo.
La vida se nos regala con un largo o corto puente, para que lo recorramos en un tiempo determinado. Comienza con nuestro nacimiento y termina con nuestra muerte física, ninguno ni el más sabio, rico, poderoso e inteligente de los hombres, puede estar seguro del tiempo que durará la travesía, porque nadie tiene la vida comprada.
Nos aferramos a la vida con una pasión desmedida, nos atiborramos de bienes materiales y nos apegamos como lapa a nuestros sentimientos, como si ellos pudiesen ser eternos.
Nadie piensa en lo que hay al otro extremo del puente, porque por todos los medios se nos ha enseñado a no pensar en la Muerte, y por desconocimiento le tenemos miedo, ignorando que es gracias a ella que el hombre puede alcanzar la sobrevivencia eterna, porque "cuando el hombre muere, el espíritu comienza a alzar su largo vuelo en el gran viaje de regreso al hogar."
No debemos tener miedo de esta cercana y a la vez desconocida amiga que es la muerte, porque ella es la otra cara de la vida, por tanto mientras más sereno y pleno sea nuestro caminar por el puente de la vida, más confiados debemos entregarnos a la muerte.
Pero mientras llega el tiempo designado desde el día que nacimos, debemos vivir intensamente y con mucha conciencia, para tener mucho que llevarnos, porque recordemos que nuestro Ajustador recordará sólo las experiencias que han tenido significado para nosotros. "Mucho de nuestra vida y sus recuerdos que no han tenido significado espiritual ni valor moral, perecerán en nuestro cerebro material. Mucho de la experiencia material desaparecerá como andamios que habiendo ayudado a pasar a otro nivel, ya no tienen propósito en el universo."
Debemos tener nuestro puente en buen estado y lo mejor iluminado posible, porque si la Luz de la Verdad lo alumbra nos será mucho más fácil el transitar por él sin miedo, pero a sabiendas que no podemos fijar en él nuestra morada, porque en el otro extremo nos aguarda Dios.
Pasa por este puente de la vida de tal manera que te recuerden por tu paso en ...
http://www.facebook.com/pages/LIC-MARCELA-BARGIELA-HASSAY-PARAPSICOLOGA-VIDENCIA-PSICOLOGIA-TERALTERNA/96804776875
Imagen del puente tomado de Internet:
http://www.ojodigital.com/foro/el-otono-21-de-octubre-al-20-de-noviembre-2010/344601-el-puente.html
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