Este espacio es para compartir la esperanza de que hay un nuevo amanecer luego de la pérdida de un ser amado. El duelo suele ser un proceso doloroso, pues es la reacción emocional ante la pérdida. El duelo se refleja en la vida del doliente a nivel fisico, psicológico y espiritual. Te tengo noticias, el duelo se puede aliviar y superar, pero conlleva tiempo y trabajo. Hay que elaborar tareas para que al final del camino puedas reinvertir tu energía de forma productiva, sin tener que olvidar a esa persona amada. Cada uno de nosostros tenemos un faro el cual con su luz te alumbrará para que puedas continuar con tu vida, recordando en el corazón, a la persona que se fue de esta vida terrenal.


sábado, 5 de julio de 2014

El tiempo para el duelo normal



El duelo es una experiencia muy personal e individual.  El duelo depende de muchos factores, la socialización, la cultura, la personalidad, el estilo de afrontamiento, la experiencia de vida, la fe y la naturaleza de la pérdida.  El proceso de duelo lleva tiempo y esfuerzo, ocurre de manera gradual, no puede ser forzada o apresurada.  Algunas personas comienzan a sentirse mejor en semanas, para otros, el proceso de duelo se mide en años.  Sea cual sea la experiencia de dolor, de acuerdo a la percepción que se tenga de la pérdida, es importante ser paciente consigo mismo y permitir que el proceso se desarrolle de forma natural (Martínez, 2006).
El tiempo dependerá de la capacidad que tengamos en la elaboración del duelo.  Cuanto más repentina e inesperada es la pérdida, más largo e intenso será el duelo.  Los expertos consideran que un duelo normal puede fluctuar entre 1 a 2 años, en algunos casos puede durar más.
Otros teóricos explican que el duelo siempre estará ahí, solamente evoluciona.  Es como una herida abierta que luego con el tiempo dejará una cicatriz.  Los primeros seis meses luego de la muerte es un duelo activo.  Después baja la intensidad del duelo, pero al año vuelve y se intensifica (Neimeyer R. , 2007).  Esto sucede porque será el primer año, sin esa persona y en su cumpleaños, Acción de Gracias, la Navidad y otras festividades se puede exacerbar los sentimientos y emociones del duelo.  Es aprender a vivir sin esa persona, por tanto, nuestro mundo como lo conocemos cambia.  Cambia la rutina diaria, cambian los roles y hay que buscar nuevos significados a la vida.
Podríamos identificarlo como el mundo antiguo y el mundo nuevo, sin la persona fallecida.  Si el duelo es continuo, como si fuera activo luego de los dos años, es posible que sea un duelo complicado.  Es necesario clarificar que las muertes traumáticas o de personas jóvenes se considera aceptable que el duelo sea más largo, hasta de cuatro años (Martínez, 2006).  La muerte de un niño suele ser devastadora y la pena se puede prolongar por largos años.
Otro factor que puede influir en el tiempo del duelo son las muertes anteriores, durante nuestra infancia, cómo se experimentaron y la manera en que la afrontaron nuestro padre y nuestra madre.  Esto podrá influir de manera negativa o positiva  en nuestra capacidad futura para manejar una pérdida significativa en nuestras vidas.


Referencia:
Sáez, E. (2013). La vida y la muerte procesos inseparables: Cómo encontrar alivio en la perdida y el duelo. Publicaciones Puertorriqueñas. (Pág. 32)

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