" Aprende a cuidarte, para cuidar "
1. Si intuye que
algún familiar o amigo puede estar desarrollando algún tipo de demencia,
acompáñele a su médico de familia. Él podrá hacer un diagnóstico fiable y
referirlo a un especialista si es necesario.
2. Si decide
responsabilizarse del cuidado de la persona enferma hágase a la idea de que
será un proceso con momentos muy duros y otros gratificantes, pues se
convertirá en el mayor apoyo de su ser querido.
3. Explique la
situación a la gente allegada, pues verán en el afectado cambios de
comportamiento que no comprendan y les resulten extraños.
4. Al mismo tiempo,
es importante intentar preservar la dignidad y privacidad de la persona, por lo
que debe cuidar a quién informa de su enfermedad y qué información da.
5. En las primeras
fases de la enfermedad, la persona puede vivir de manera autónoma si
establecemos algunas rutinas y le visitamos de manera asidua para asegurarnos
de que todo va bien.
6. A medida que la
enfermedad avanza tendrá que responsabilizarse de más cosas, como por ejemplo
las finanzas. Es importante que la persona deje sus asuntos arreglados (cuentas
bancarias, propiedades, facturas, seguros, etc.) antes de que la enfermedad
evolucione.
7. Comunicarse es
la parte más difícil en este tipo de enfermedades. La repetición de las cosas
será constante y muchas veces le producirá un gran desgaste porque a medida que
pase el tiempo carecerá de sentido. Trate de no perder la paciencia ni ser
brusco, pues una reacción de este tipo podría herir y asustar al enfermo.
8. Los hábitos de
comida pueden cambiar a medida que la enfermedad avanza, incluso puede que se
olvide de comer o de hidratarse en muchos casos. Comer juntos puede ayudarle a
recordar cómo se hace y a qué horas. Trate de implicarle en esta actividad en
la medida en que pueda para que también se sienta útil, por ejemplo decidiendo
juntos el menú o poniendo la mesa.
9. La higiene y el
baño son fuente común de ansiedad para las personas con demencia, por lo que es
importante ofrecer una ayuda discreta y preservar su independencia el mayor
tiempo posible.
10. Averiguar qué
actividades le gustan y tranquilizan ayudará a pasar un rato ameno a los dos en
el que dejarán de verse como cuidador y enfermo.
11. Debe estar
preparado para afrontar comportamientos difíciles. La agresión puede formar
parte del progreso de la demencia. En estos momentos, trate de mantener la
calma y dele un amplio margen. No caiga en el error de castigar a la persona
como si de un niño se tratase, pues las personas con demencia no aprenden de la
experiencia.
12. No puede
olvidarse de sí mismo. Para poder continuar atendiendo a la persona con
garantías es necesario que se cuide y trate de no olvidar que tiene una vida
que en el futuro recuperará en su totalidad.
13. No olvide que no
está solo en esta situación. No tenga miedo de pedir ayuda a algún familiar o a
instituciones públicas o privadas. El cuidado de una persona con demencia es
una labor complicada, estresante y que requiere mucho esfuerzo.
14. Recuerde que
tiene a su disposición muchas fundaciones y asociaciones especializadas en cada
uno de los diferentes tipos de demencia.
Los síntomas y problemas que pueden
presentar los cuidadores son:
- A nivel físico: cansancio crónico, cefaleas, dolores articulares, problemas digestivos.
- A nivel psíquico: depresión, trastornos del sueño, ansiedad, irritabilidad.
- A nivel social: pérdida del tiempo libre, soledad, aislamiento.
SE PUEDE SOSPECHAR QUE EXISTE YA
SOBRECARGA EN EL CUIDADOR DE UNA PERSONA DEPENDIENTE CUANDO APAREZCAN LAS
SIGUIENTES SITUACIONES:
- Problemas de sueño (despertar de madrugada, dificultad para conciliar el sueño, demasiado sueño,...).
- Pérdida de energía, fatiga crónica, sensación de cansancio continuo, etc.
- Aislamiento.
- Consumo excesivo de bebidas con cafeína, alcohol o tabaco, así como abuso de pastillas para dormir u otros medicamentos
- Problemas físicos: palpitaciones, temblor de manos, molestias digestivas, etc
- Problemas de memoria y dificultad para concentrarse.
- Menor interés por actividades y personas que anteriormente eran objeto de interés
- Aumento o disminución del apetito.
- Enfadarse fácilmente
- Dar demasiada importancia a pequeños detalles
- Cambios frecuentes de humor o del estado de ánimo
- Propensión a sufrir accidentes.
- Dificultad para superar sentimientos de depresión o nerviosismo
- Tratar a otras personas de la familia de forma menos considerada que habitualmente.
PARA TRATAR ESTA SOBRECARGA Y SOBRE
TODO PREVENIRLA ES IMPORTANTE QUE EL CUIDADOR TENGA EN CUENTA LOS SIGUIENTES
CONSEJOS:
·
En primer lugar, hacer una reflexión y darse cuenta de
que se tiene derecho a llevar una vida propia.
·
Es importante delegar algunas de las responsabilidades
en los miembros que componen el entorno social (familiares, amigos, vecinos,
etc.).
·
Conviene informarse sobre las ayudas sociales públicas
a las que se puede tener acceso.
·
Resulta fundamental comunicar al resto de la familia
los sentimientos y los temores para hacerles partícipes del problema, y evitar
sentirse culpable cuando se dedica tiempo a sí mismo.
·
No aislarse. Se debe mantener contacto con amigos o
vecinos y participar en reuniones sociales.
·
Contactar con personas que estén en la misma
condición. El cuidador necesita tener amigos y también nuevos amigos que pueden
estar viviendo una situación similar.
·
Mantener actividades que siempre le hayan divertido:
leer, coser, pasear, etc.
·
Hacer ejercicio con regularidad.
·
Procurar buscar personas, cosas, situaciones y
actividades que le satisfagan.
·
Dejar un tiempo semanal para uno mismo, desconectar
periódicamente de las obligaciones.
·
Buscar a un familiar o vecino que cuide del enfermo
unas horas a la semana para que pueda salir y relajarse.
·
Hacer todo lo que se pueda para conservar la propia
salud. Se deberá acudir al médico periódicamente. Si el cuidador se enferma la
situación puede empeorar.
·
Descansar cada día lo suficiente. Aprovechar los
periodos en que el enfermo descanse y, si es posible, organizar turnos por la
noche.
·
Aprender a decir “NO” ante peticiones no razonables y
“ESPERA” ante solicitudes no urgentes si se está ocupado con otra actividad.
Conviene fomentar la autonomía.
·
Informarse sobre la enfermedad y la dependencia del
familiar. Esto permite saber qué se puede esperar con el tiempo y organizar los
cuidados a largo plazo, planificar el futuro.
·
Crear alternativas y “planes B” por si no se puede dar
los cuidados por cualquier circunstancia imprevista.
·
Buscar información sobre las técnicas necesarias para
un mejor cuidado: higiene, movilización, alimentación, etc. Conviene consultar
al equipo médico sin miedo, pues son profesionales que pueden informar y
asesorar.
·
Transmitir armonía e intentar sonreír para relajar el
ambiente. El enfermo vivirá mejor con alegría a su alrededor.
EL SINDROME DEL CUIDADOR:
Los síntomas
más frecuentes que sufren los cuidadores principales son: cefalea tensional,
agotamiento, fatigabilidad, insomnio y trastornos gastrointestinales; estos
síntomas habitualmente no tienen una causa orgánica explicable, frecuentemente
se asocia a quejas físicas y dolores que muy frecuentemente son cuestionados
como signos de algo grave.
Dentro de los síntomas psicológicos que conforman este síndrome y en relación a los cuidados al enfermo podemos destacar:
Dentro de los síntomas psicológicos que conforman este síndrome y en relación a los cuidados al enfermo podemos destacar:
·
Síndrome del odio a los cuidados: se caracteriza por
una falta de entusiasmo por los cuidados, dificultad para levantarse e iniciar
las tareas diarias, depresión, tensión, irritabilidad, frustración, cinismo,
negativismo, reducción de las horas de trabajo efectivo y relajación de las
obligaciones.
·
Síndrome del debo hacerlo todo: excesivo compromiso,
dedicación y aumento de las horas de trabajo aunque con menor productividad.
·
Es necesario prestar atención a los siguientes signos:
cambios de comportamiento no habituales, cambios de actitud hacia el enfermo,
hacia otros cuidadores, rechazo a iniciar los cuidados, aumento de los
mecanismos de defensa, disminución de la autoestima, rigidez de conducta,
cambios físicos, emocionales y trastornos en los hábitos de vida.
La aparición
del síndrome del cuidador es paulatina, pasando por una serie de fases:
- Donde aparece una des(adecuación) entre las demandas excesivas y los recursos que el cuidador posee, los cuales pueden ser profesionales, psicológicos, económicos, etc.
- Está relacionada con el sobreesfuerzo que el cuidador realiza, lo que provoca ansiedad, fatiga, irritabilidad, estrés, agresividad, tensión hacia los cuidadores auxiliares y tendencia a encerrarse en uno mismo
- El cuidador sufre un distanciamiento emocional, un aislamiento progresivo y una rigidez afectiva. Es en esta fase donde sufre una serie de alteraciones que podemos agrupar de la siguiente manera:
a.
Psicosomáticas: entre las que se encuentran dolores
osteoarticulares, cefaleas, gastritis, insomnio, hipertensión, mareos,…
b.
Emocionales: cambio en el carácter, irritabilidad,
baja autoestima, y deseo de abandono.
c.
Defensivas: frialdad afectiva, ironía, distanciamiento
con el paciente y con el entorno.
d.
Conductuales: el cuidador adopta riesgos innecesarios
como por ejemplo abuso de fármacos, alcohol, tabaco. Dentro de este grupo no
podemos olvidar el absentismo laboral.
e.
Generales: presentan dificultades de concentración,
pérdida de memoria, deficiencias a la hora de razonar y constantes dudas
respecto a los cuidados que presta al enfermo.
Informacion Tomada de Internet: https://www.facebook.com/pages/Noti-Alzheimer/224145911035316
Imagen Tomada de: http://rafaelolalde.blogspot.com/2013/09/fichas-utiles-para-los-cuidadores.html
Imagen Tomada de: http://cuidadoalzheimer.com/atencion-alzheimer/ejercicio-de-reflexion-para-cuidadores-de-alzheimer/
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