Este espacio es para compartir la esperanza de que hay un nuevo amanecer luego de la pérdida de un ser amado. El duelo suele ser un proceso doloroso, pues es la reacción emocional ante la pérdida. El duelo se refleja en la vida del doliente a nivel fisico, psicológico y espiritual. Te tengo noticias, el duelo se puede aliviar y superar, pero conlleva tiempo y trabajo. Hay que elaborar tareas para que al final del camino puedas reinvertir tu energía de forma productiva, sin tener que olvidar a esa persona amada. Cada uno de nosostros tenemos un faro el cual con su luz te alumbrará para que puedas continuar con tu vida, recordando en el corazón, a la persona que se fue de esta vida terrenal.


miércoles, 4 de marzo de 2015

¿Tienes un duelo anticipado?

El duelo anticipado  es expresado con anterioridad a la pérdida, es el que se percibe como inevitable.  Concluye con la pérdida esperada, independientemente de las reacciones que se tengan luego de la muerte.  Puede aumentar su intensidad a medida que se hace más inminente la pérdida  (Sáez, E. 2013).
El duelo anticipado, es un ensayo terapéutico que recomiendan algunos autores de pérdida y duelo.  Es procesar poco a poco las reacciones que se viven ante la muerte de un ser querido.  Sucede cuando tienes una persona con una enfermedad grave, crónica o terminal o a los ancianos que van apagándose ante la llama de la vida terrenal para ellos.  Lo clasifican como un duelo normal y saludable (Sáez, E. 2013).
Es importante validar esos sentimientos, ser auténtico y darse tiempo para dolerse, pues estás perdiendo a una persona importante para ti.  No es momento de negación, es la hora de irte preparando para el desapego, para la despedida terrenal (Sáez, E. 2013). 
Creo firmemente que el aspecto espiritual juega un papel predominante para procesar de manera adecuada ese desapego.  Claro que habrá pena y dolor, pero hay que trascender, todos lo haremos en algún momento.  Entonces lo que queda es reflexionar en los buenos y ricos recuerdos que quedarán para siempre en la mente y en el corazón de esa persona importante para uno, no centrarnos en el suceso muerte.  Hay que enfocarnos en la vida de ese padre, madre, hermano, hijo que estamos perdiendo físicamente pero quedará ahí en el corazón para siempre. El amor nunca muere, evoluciona (Sáez, E. 2013).
Si ésta pérdida se retrasa mucho, puede la persona agotarse, provocando menos manifestaciones de duelo agudo cuando la pérdida real sobreviene.  La esperanza de que no vaya a producirse la pérdida puede atenuar el duelo anticipado, pero desembocar en un duelo agudo e intenso si por fin se produce el fallecimiento.  Este tipo de duelo se da con los cuidadores primarios de pacientes terminales/moribundos (Sáez, E. 2013).

Referencia:
Sáez, E., (2013). La vida y la muerte procesos inseparables: Cómo encontrar alivio en la pérdida y el duelo. Publicaciones Puertorriqueñas.

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