Considerando el duelo como un proceso activo, William
Worden ha definido una serie de tareas que los individuos deben realizar para
asimilar y superar sus perdidas.
1. Reconocer
la realidad de la pérdida.
a.
Nos
obliga a aprender la lección de la perdida
aun nivel intensamente emocional, confrontando al individuo con la
ausencia del ser querido y la desaparición de un rol valioso que ayudaba a
definir nuestra identidad.
b.
Hay
una segunda dimensión: no solo se sufre la pérdida como individuos, sino
también como miembros de sistemas familiares. Esta segunda dimensión hace que
debamos reconocer y comentar la pérdida con todos los afectados, prestando
especial atención a la inclusión de los niños, los enfermos, y los mayores en
las conversaciones familiares.
2. Abrirse
al dolor.
a.
Si
intentamos distanciarnos del dolor, mitigar, evitar los sentimientos más
estresantes ante la perdida podemos retrasar o perpetuar nuestro duelo.
b.
Las
personas que han sufrido una perdida necesitan identificar los matices de los
sentimientos que deben elaborar y poner en orden, ya sea para reflexionar o
compartirlos en una conversación.
c.
Elaboración
del duelo-proceso entre el sentir y el hacer-Se alterne con la atención a los
sentimientos de tristeza, desolación, ansiedad, la reflexión sobre el
desaparecido y la revisión de recuerdos que conservamos de él, con la
reorientación a las tareas domesticas y laborales mas practicas
3. Revisar
nuestro mundo de significados.
a.
La
muerte de un ser querido mina las creencias, y presuposiciones que sustentaban
nuestra filosofía de vida hasta ese momento
b.
Por
tanto debemos realizar un sinnúmero de ajustes a nivel externo, interno y
espiritual
c.
Como
nos enfrentemos al mundo que puede parecernos injusto, las respuestas pueden
ser diversas y estas determinaran la manera en que nos adaptamos a la pérdida,
nosotros mismos y los que nos rodean.
4. Reconstruir
la relación con lo que se ha perdido.
a.
La
muerte al parecer transforma las relaciones, en lugar de ponerles fin.
b.
Es
mas revisar y encontrar la conexión simbólica que tendremos con el fallecido a
través del vínculo del recuerdo.
Referencia: Neimeyer Robert. Aprender de la pérdida: Un guía para
afrontar el duelo. Paidós. 2007
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