Tengo un recuerdo vago de una vez cuando pequeña asistir un Día de las Madres a la Iglesia y en la entrada les entregaban a las madres una flor roja si su madre estaba viva y una flor blanca si estaba muerta. Esa experiencia la recuerdo hoy, cuando este domingo en Puerto Rico celebraremos ese día especial.
Es una celebración donde se mezclan muchas emociones. Mi madre tiene apenas unos 85 años de edad, agradezco a Dios la vida de ella junto a nosotros. La alegría de compartir con ella, de verla hermosa, con su ajuar nuevo, su pelo pintado del color que deseaba, pintadas sus uñas, su maquillaje. Porque mi madre es una mujer que ama la vida. Admiro su espíritu de vida y la juventud interna que ella tiene. Todo eso me regocija tenerla aquí en la vida terrenal. Ella que cuida aun de mi padre en sus casi 90 años. Cocina, cuida de él con amor. Asiste y es activa en su iglesia.
Sin embargo, a veces la noto cansada, aquejada de salud, se le olvidan algunos detalles. Entonces viene a mi mente la mezcla de emociones: la tristeza y alegría. Surge una pregunta: ¿Hasta cuándo Señor, estará Mami con nosotros un Día de las Madres? La contestación es clara, disfrútala mientras esta en este plano terrenal, conmigo, con nosotros. Para que luego no hayan remordimientos, de lo que pude hacer a favor de ella y no hice, estar presente en su vida, como ella ha estado en la mía. Los recuerdos son muchos, agradables y eso es lo que importa.
Veo y veré a Mami como la mujer hermosa que es, en su rol de hija, esposa, madre, abuela y bisabuela, está retratada en muchas de mis fotos, pero lo mejor es que está retratada y delineada en mi mente y en mi corazón para siempre.
Mami te amo,
Tu hija la del Medio.
Hace un par de semanas murió la mamá de uno de mis estudiantes. Este será su primer día de las madres sin ella. Pero aunque se me encoge el corazón no puedo olvidar la impresión tan profunda que esta mujer dejó en mi. Un día hablamos largo rato. Hablamos de su enfermedad y de como su vida había cambiado. Y aún sabiendo que iba a morir, vivía intensamente cada momento. Saboreándo la vida y llenando de significado cada minuto. Su encuentro con la muerte llegó y al partir, dejó la paz que sintió y la semilla que sembró en sus hijos. En donde se atesora cada momento, como si fuera el último. Creo que de esto se trata la vida. De vivir y no existir. De llenarnos de amor y de regalar ese amor. Ojalá muchos sigamos su ejemplo, porque aún en su partid! Su huella perdura.
ResponderEliminarHermosa reflexion. Espero que sus hijos aunque tristes por su partida terrenal, la recuerden con amor y sus recuerdos perduren en sus corazones y que con sus vidas y las metas que ellos alcancen honren la memoria de su madre.
ResponderEliminar