El padre que sobrevive los niños le exige: paciencia,
tolerancia y amor. El padre que sobrevive necesita elaborar su duelo y buscar
un equilibrio entre su duelo y la de sus niños: manejar su pena y reorganizar
su vida, sin la ausencia y roles que hacia el padre fallecido.
El mundo de los niños era seguro y confiable. El niño
se estremece y se desploma ante la muerte de uno de sus padres. No solo pierde uno de sus padres,
pierde a su papá o mamá como persona.
El padre, figura era la fuente suministros afectivos.
El niño pierde y experimenta:
- Depravación del amor
- Inseguridad
- Desprotección
- Falta de apoyo
Cuando muere la madre, la familia buscara personas como tías, niñeras, vecinas o abuelas que rotan en la vida del niño. Puede ser
para que ayuden al padre con la figura femenina. Esta situación multiplicidad
genera en el niño dificultad para establecer conexiones afectivas estables.
La edad del niño en el momento en que ocurre la muerte
establece diferencias:
- Bebé- ellos buscan y explorar en el ambiente donde habitualmente encontraba a papá o mamá, al no encontrarlo llorar y desconsuelo. También trastornos sueño, rabietas, pataletas y regresiones.
- Niños- tienen más o menos algo del concepto muerte, pero no entienden que es irreversible. Entender que su “mamá ya nunca volverá” Los cuentos infantiles ayudan a la idea que la muerte es reversible: Caperucita Roja, Bella Durmiente y los Muñequitos en la TV. Los niños tienen un pensamiento mágico, por tanto la muerte es un evento mágico.
Referencia:
Fonnegra, I. (1999). De cara a la muerte como afrontar las penas, el dolor y la muerte para
vivir plenamente. Editorial Andrés Bello.
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