Cuando tu
hijo o hija ha muerto, de repente parece que todo lo que es significativo ha
sido drenado de tu vida. Cuando despiertas por la mañana se te hace
difícil salir de la cama, mucho menos vivir una vida “normal”. Todo lo
que estaba bien en el mundo ahora parece mal y pensarás cuando, si alguna vez,
podrás sentirte mejor.
Nosotros
hemos pasado por lo mismo y comprendemos algo del dolor estás sintiendo.
Verdaderamente nos alegra que nos hayas encontrado pero no por esta
razón. Sabemos que estás tratando de encontrar un camino en una
experiencia que te tiene perplejo y para la cual nadie puede estar
realmente preparado.
Cuando tu
duelo es reciente te encontrarás en una montaña rusa emocional, donde no tienes
idea de lo próximo que te espera.
A continuación tenemos algunos
pensamientos de lo que podrás estar experimentando o sintiendo (muchos de éstos
aplican a hermanos/as y abuelos en duelo):
- Estás en shock por lo que ha sucedido y te envuelve un adormecimiento para ayudar a protegerte del dolor.
- Estás en negación. Tu hijo o hija no puede estar muerto. Esperas verlo entrando por la puerta en cualquier momento. Lo ves en el rostro de los que caminan por la calle.
- Te preguntas cómo alguien puede sentir tanto dolor y sobrevivir.
- Pensamientos de suicidio entran brevemente a tu mente. Tú te dices que deseas morir – y sin embargo deseas vivir para cuidar de tu familia y honrar la memoria de tu hijo o hija.
- Quieres saber cómo las personas a tu alrededor pasan el día como si nada hubiera ocurrido -- ¿es que no entienden tu vida y todo lo que tenía sentido para ti ha terminado? Tu propósito en la vida desapareció.
- Te quejas en contra de la injusticia de no haberte permitido escoger que tú murieras en vez de tu hijo o hija.
- Te encuentras lleno de coraje, ya sea con tu pareja, con la persona que crees fue responsable por la muerte de tu hijo o hija, con Dios, contigo mismo y hasta con tu propio hijo o hija por haber muerto.
- Te encuentras lleno de coraje, ya sea con tu pareja, con la persona que crees fue responsable por la muerte de tu hijo o hija, con Dios, contigo mismo y hasta con tu propio hijo o hija por haber muerto.
- Ansías tener cinco minutos, una hora o un día con tu hijo o hija para decirle lo mucho que lo amas y pensamientos que nunca le dijiste.
- Ya no le tienes miedo a la muerte ya que el pasar de los días te pone un día más cerca de estar con tu hijo o hija.
- La culpa se convierte en un compañero poderoso porque te culpas por la muerte de tu hijo o hija. Racionalmente sabes que no fue tu culpa – muy probablemente hubieras salvador a tu hijo o hija si te hubieran dado esa oportunidad.
- Pensamientos de “si hubiera” entran en tu mente a la vez que prácticas escenarios que tú crees hubieran salvado a tu hijo o hija.
- De repente tu memoria se nubla. Olvidas mucho. Estás guiando en la carretera y no sabes dónde estás ni recuerdas hacia dónde ibas. Cuando caminas, podrías tener “pequeños accidentes” porque estás en una niebla.
- Temes que te estás volviendo loco.
- Sientes una pena inmensa y depresión mientras luchas con la idea de que todo lo que era importante para ti te lo han quitado. Tu futuro está arruinado y no se podrá corregir.
- O no puedes dormir o duermes todo el tiempo. Te sientes exhausto aunque hayas dormido.
- Ya no te importa tu salud ni cuidarte – ya dejó de ser importante.
- Sientes ansiedad y una gran incomodidad – te dicen que son ataques de pánico.
- Las lágrimas brotan cuando menos lo esperas.
- Se te quita el apetito o comes demasiado.
- Si tienes hijos o hijas sobrevivientes te encuentras de repente sobreprotegiéndolos, sin dejar que se te vayan de la vista. Aun así sientes que eres un mal padre o madre porque se te hace muy difícil enfocarte en sus necesidades cuando tú tienes tanto dolor.
- Te encuentras leyendo el mismo párrafo una y otra vez tratando de entender lo que otra persona ha escrito.
- Encuentras que pasas una película interminablemente en tu mente, volviendo por todo lo te ha ocurrido.
- Encuentras que el resto de tu familia en tu hogar procesa el dolor de manera diferente y buscas un terreno en común pero se te hace difícil encontrarlo.
- Las personas con las mejores intenciones, aun los profesionales, te dicen que el 70-80-90 por ciento de las parejas se divorcian luego de la muerte de un hijo o hija. Sientes alivio que nuevos estudios demuestran que una tasa de divorcio más baja, de un 12-16%, se debe a la “experiencia compartida” como un aspecto de la situación.
- Encuentras que tus creencias se estremecen y tratas de establecer lo que esto significa para tu fe.
- Las viejas amistades parecen desaparecer y aprendes que ellos no pueden comprender el grado o la duración de tu duelo.
- Las cosas que te gustaban hacer que eran tan importantes ahora carecen de significado.
- Otros te dicen que algún día podrás ponerle un “fin”, sin que entiendan que el fin nunca le aplica a la muerte de tu hijo o hija.
- Algunos pensamientos de actividades placenteras te traen sentimientos de culpa. Si tu hijo o hija no puede disfrutar, ¿cómo tú puedes hacer algo que te brinde placer?
- Ponerte fechas límites imposibles, regresas al trabajo, pero encuentras que tu mente se pierde y se te hace difícil funcionar eficientemente algunos días, o ningunos. Otros piensan que te vas a “recuperar”, sin entender que nunca serás la misma persona que eras antes de que te hijo o hija muriera y el pasar del tiempo tampoco lo logrará.
- Nuevas amistades entran en tu vida que entienden algo de tu duelo porque ellos mismos han estado ahí, han pasado por lo mismo que tú.
Encontrando
“Mi nuevo yo”
Cuando estás
en duelo reciente, no ves cómo poner un pie al frente del otro, mucho menos
sobrevivir esta pérdida. Nunca te “recuperarás” de tu pérdida ni
encontrarás ese “cierre” evasivo del que te hablan en la televisión – pero eventualmente
encontrarás “mi nuevo yo”. Nunca serás la misma persona que eras antes de
tu hijo o hija morir. Podrá ser difícil entender esto ahora, pero con el
tiempo y trabajando mucho el duelo (y no hay ninguna otra forma), algún día
recordarás los bonitos recuerdos de la vida de tu hijo o hija en vez de los
malos recuerdos de la manera en que murió. Hasta sonreirás y, sí,
reirás algún día, aunque parezca difícil.
Cuando los
que están en duelo reciente asisten a una reunión de Los Amigos Compasivos (The
Compassionate Friends), tú podrás escuchar y aprender de otros que están más
adelantados que tú en su duelo. Podrás llegar al primer cumpleaños,
primer aniversario de muerte, primer día feriado, y otros “primeros” días que
todavía no has alcanzado. Aprenderás destrezas para manejar el duelo de
otros padres y madres quienes, al igual que tú, tampoco pensaron poder
sobrevivir. No hay extraños en las reuniones de L.A.C. (TCF) – solamente
amigos que aún no has conocido.
Mensualmente
sobre 20,000 personas encuentran el apoyo que buscan en las reuniones de Los
Amigos Compasivos (The Compassionate Friends). Por favor revisa
nuestro Localizador de Capítulos en nuestro portal nacional para el
capítulo de L.A.C. (TCF) más cercano. O llama a la Oficina Nacional al
877-969-0010 y con mucho gusto te referiremos al capítulo más cercano y te
enviaremos un paquetito con información gratuita de acuerdo a tu pérdida.
Nosotros tenemos muchas maneras de proveer apoyo incluyendo nuestro portal
nacional y una Comunidad de Apoyo en Línea, nuestro boletín por correo
electrónico, nuestra Página en Facebook, nuestro Encendido de Velas Mundial en
diciembre, nuestra conferencia nacional, y nuestra Caminata para
Recordar. Estaremos aquí mientras nos necesiten. A pesar de que
estás en duelo reciente y el camino es largo, te invitamos a caminar con
nosotros el tiempo que te tome tu viaje.
Los Amigos Compasivos (The
Compassionate Friends) –Brindando apoyo a familias luego de la muerte de un
hijo o una hija
Este folleto lo auspician
José Barreto y Nivia Vázquez
a la memoria de su amado hijo
José Francisco "Yoito" Barreto Vázquez
José Barreto y Nivia Vázquez
a la memoria de su amado hijo
José Francisco "Yoito" Barreto Vázquez
© 2010 The Compassionate Friends, USA (Los Amigos
Compasivos de EE.UU)
Derechos Reservados.
Este material está protegido por los Derechos de Autor
y se provee aquí solamente para el uso personal.
Reproducción para distribución en masa o para su uso
en cualquier red está prohibido.
TCF
brochures may be purchased at a nominal cost through The Compassionate Friends
by calling 877-969-0010 or by going to the Resource Section of The Compassionate Friends national website. You can
sponsor a brochure printing through our Brochure Program.
Escrito tomado de Internet:
http://www.compassionatefriends.org/Brochures/Para_los_recien_en_duelo.aspx
Imagen tomada de Internet: http://apoyoenduelogruporecordar.blogspot.com/2010/04/queridos-papito-y-mamita.html