Este espacio es para compartir la esperanza de que hay un nuevo amanecer luego de la pérdida de un ser amado. El duelo suele ser un proceso doloroso, pues es la reacción emocional ante la pérdida. El duelo se refleja en la vida del doliente a nivel fisico, psicológico y espiritual. Te tengo noticias, el duelo se puede aliviar y superar, pero conlleva tiempo y trabajo. Hay que elaborar tareas para que al final del camino puedas reinvertir tu energía de forma productiva, sin tener que olvidar a esa persona amada. Cada uno de nosostros tenemos un faro el cual con su luz te alumbrará para que puedas continuar con tu vida, recordando en el corazón, a la persona que se fue de esta vida terrenal.


viernes, 17 de agosto de 2012

Guía para quienes cuidan a personas con Alzheimer


Introducción

Cuidar en la casa a una persona que tiene la enfermedad de Alzheimer es una tarea difícil y algunas veces puede volverse agobiante. Cada día trae nuevos desafíos porque la persona encargada de proporcionar los cuidados tiene que enfrentarse a los cambios en el nivel de capacidad y a los nuevos patrones de conducta de la persona que tiene Alzheimer. Las investigaciones han demostrado que las personas que proporcionan cuidados frecuentemente tienen ellas mismas mayor riesgo de desarrollar depresión y otras enfermedades, sobre todo si no reciben apoyo adecuado de la familia, los amigos y la comunidad.
Una de las mayores dificultades que enfrentan las personas dedicadas a estos cuidados es el comportamiento difícil de las personas que están atendiendo. Las actividades básicas de la vida diaria tales como bañarse, vestirse o comer, frecuentemente se convierten en tareas difíciles de manejar, tanto para la persona que sufre de Alzheimer como para quien la atiende. Establecer un plan para cumplir con las actividades del día puede facilitar el trabajo de los encargados de cuidar a una persona que tiene Alzheimer. Muchas de las personas que proporcionan cuidados han descubierto que es conveniente utilizar estrategias para manejar las conductas difíciles y las situaciones estresantes.
Probando y aprendiendo, usted descubrirá que algunas de las siguientes sugerencias funcionan, mientras que otras no. Toda persona con Alzheimer es única y responderá de manera diferente, y cada persona cambia con el transcurso de la enfermedad. Haga lo mejor que pueda, y acuérdese de tomar descansos.

Enfrentando el diagnóstico

Descubrir que un ser querido tiene la enfermedad de Alzheimer puede ser algo estresante, aterrador y abrumador. A medida que usted empieza a examinar la situación, las siguientes sugerencias le pueden ayudar:
  • Hágale al médico todas las preguntas que usted tenga sobre la enfermedad de Alzheimer. Averigüe sobre los tratamientos que puedan ser más efectivos para aliviar los síntomas y manejar los problemas de conducta.
  • Póngase en contacto con organizaciones tales como la Asociación de Alzheimer (Alzheimer’s Association) y el Centro de Educación y Referencia Sobre la Enfermedad de Alzheimer (ADEAR, por sus siglas en inglés) para obtener más información sobre la enfermedad, las opciones de tratamiento y los recursos disponibles para la atención de las personas que sufren de Alzheimer. Algunos grupos comunitarios pueden ofrecer clases que enseñan cómo atender a la persona que tiene Alzheimer, cómo resolver problemas y cómo adquirir habilidades administrativas para manejar la situación. Consulte la sección llamada “Para más información” más adelante en este documento para contactar al Centro ADEAR y otras organizaciones útiles.
  • Busque un grupo de apoyo en el que usted pueda compartir sus sentimientos y preocupaciones. Los miembros de los grupos de apoyo a menudo tienen ideas útiles o conocen recursos prácticos basados en sus propias experiencias. Los grupos de apoyo en el Internet permiten que las personas que proporcionan cuidados reciban apoyo sin tener que salir de la casa. La Asociación de Alzheimer y otras organizaciones patrocinan a grupos de apoyo.
  • Analice su día de trabajo para determinar si puede desarrollar una rutina que le permita cumplir sus labors diarias con menos dificultades. Si hay momentos durante el día en que la persona que tiene Alzheimer está menos confundida o coopera más fácilmente, plane su rutina para sacarle el mayor provecho posible a esos momentos. Recuerde que la manera como la persona actúa puede cambiar de día a día, así que trate de ser flexible y adapte su rutina de la forma que sea necesaria.
  • Considere la alternativa de utilizar centros para el cuidado diario de adultos o servicios que ofrecen un descanso para aliviar el peso de las demandas diarias de atender a una persona que tiene Alzheimer. Estos servicios le permiten tomar un descanso, sabiendo mientras tanto que la persona que sufre de Alzheimer está siendo bien cuidada.
  • Comience a hacer planes para el futuro. Éstos pueden incluir poner en orden los documentos financieros y legales, investigar las opciones de cuidado a largo plazo y determinar qué servicios están cubiertos por el seguro de salud y el Medicare.

Comunicación

Tratar de comunicarse con una persona que tiene la enfermedad de Alzheimer puede ser un reto. Entender y ser entendido puede ser difícil.
  • Escoja palabras sencillas, frases cortas y utilice un tono de voz amable y tranquilo.
  • Evite hablarle a la persona que sufre de Alzheimer como si fuera un bebé o hablar de él o ella como si no estuviera presente.
  • Reduzca las distracciones y el ruido, como la television o la radio, para ayudarle a la persona a concentrarse en lo que usted le está diciendo.
  • Mire a la persona a los ojos y llámela por su nombre, asegurando que tiene su atención antes de hablarle.
  • Permítale suficiente tiempo para responder. Tenga cuidado de no interrumpirle.
  • Si la persona con Alzheimer está luchando por encontrar una palabra o comunicar un pensamiento, trate amablemente de proporcionarle la palabra que está buscando.
  • Trate de presentar las preguntas e instrucciones de una manera positiva.
  • Preste atención a las preocupaciones de la persona, aunque sea difícil entenderla.

Bañándose

A pesar de que para algunas personas con Alzheimer bañarse no es un problema, para otras es una experiencia que produce confusión y miedo. Planear por adelantado puede ayudar a que el momento del baño sea mejor tanto para el paciente como para usted.
  • Planee el baño o la ducha para la hora del día en que la persona está más tranquila y afable. Sea consistente y trate de desarrollar una rutina.
  • Respete el hecho de que el baño produce miedo y es incómodo para algunas personas con la enfermedad de Alzheimer. Sea amable y respetuoso. Tenga paciencia y calma.
  • Dígale a la persona lo que usted va a hacerle, paso por paso, y permítale hacer por sí misma todo lo que le sea posible.
  • Prepare todo de antemano. Antes de empezar, asegure que tiene listo todo lo que necesita en el baño. Llene la tina de agua por adelantado.
  • Tenga en cuenta la temperatura del baño. Si es necesario, caliente el cuarto de antemano y mantenga cerca toallas extras y una bata de baño. Pruebe la temperatura del agua antes de empezar el baño o la ducha.
  • Reduzca los riesgos utilizando una ducha de mano, un asiento para la ducha, barras para agarrarse y alfombras no resbaladizas para la bañera. Nunca deje a la persona sola en el baño o en la ducha.
  • Trate un baño con esponja. Tal vez un baño no sea necesario todos los días. Un baño con esponja puede ser efectivo para los días en que el paciente no recibe una ducha o baño corriente.

Vistiéndose

Para una persona que tiene Alzheimer, vestirse representa una serie de retos: escoger qué ropa ponerse, quitarse y ponerse la ropa, y dificultades con los botones y el zipper (cremallera). Reducir esos retos puede facilitar la tarea.
  • Trate que la persona se vista a la misma hora todos los días, para que eso se convierta en parte de la rutina diaria.
  • Anime a la persona a que se vista sola hasta el grado que sea posible. Planee y permita suficiente tiempo para que no haya presión o prisas.
  • Permítale escoger de una selección limitada de prendas. Si la persona tiene un conjunto de prendas favorito, considere comprarle varios juegos idénticos.
  • Guarde algunas prendas en otro cuarto para reducir el número de opciones. Mantenga solamente uno o dos juegos de prendas en el ropero o tocador.
  • Organice la ropa en el orden en que se la debe poner para ayudarle a la persona a seguir los pasos del proceso.
  • Entréguele a la persona una prenda a la vez o dele instrucciones claras paso a paso si la persona necesita ayuda.
  • Escoja ropa que sea cómoda, fácil de ponerse y quitarse, y fácil de mantener limpia y en buen estado. Los elásticos en la cintura y los cierres de Velcro® disminuyen las dificultades con los botones y las cremalleras.

Comiendo

Comer puede ser un reto. Algunas personas con Alzheimer quieren comer todo el tiempo, mientras que otras necesitan ser alentadas para poder mantener una buena dieta.
  • Conciba las horas de comidas como oportunidades para la persona que tiene Alzheimer de interactuar socialmente y desenvolverse bien. Trate de tener paciencia y evite las prisas, y esté pendiente de las señales de confusión y ansiedad.
  • Trate de establecer un ambiente silencioso, tranquilo y sereno a las horas de comer, limitando el ruido y otras distracciones.
  • Mantenga rutinas familiares a las horas de comer, pero adapte la situación de acuerdo a las necesidades cambiantes de la persona.
  • Dele a la persona opciones de comida, pero limite el número de opciones. Trate de ofrecerle comidas apetitosas que tienen sabores conocidos, texturas variadas y colores diferentes.
  • Sírvale porciones pequeñas o varias comidas pequeñas a lo largo del día. Prepare y mantenga a mano bocadillos saludables, alimentos que se pueden comer con las manos, y batidos. En las etapas tempranas de la demencia, tenga en mente que es posible que la persona coma más de lo debido.
  • Escoja platos y utensilios que promuevan la independencia. Si la persona tiene dificultad para utilizar los cubiertos, use un plato hondo en vez de uno plano u ofrézcale cubiertos con mangos grandes o extendidos. Utilice pajillas o tazas con tapa para que la persona pueda beber más fácilmente.
  • Anime a la persona a que tome muchos líquidos a lo largo del día para evitar la deshidratación.
  • A medida que la enfermedad avanza, tenga en mente que el riesgo de que la persona se atragante con algo aumenta debido a dificultades al masticar y tragar.
  • Cumpla con el horario de revisiones dentales rutinarias y cuide la salud oral diaria para mantener la boca y los dientes saludables.

Actividades

¿Qué hacer durante todo el día? Encontrar actividades que las personas que sufren de Alzheimer puedan hacer y les interese, puede ser un desafío. Usar las habilidades que la persona posee actualmente generalmente funciona major que tratar de enseñarle algo nuevo.
  • No espere demasiado de la persona. Las actividades sencillas a menudo son las mejores, sobre todo cuando se usan las habilidades que la persona posee actualmente.
  • Ayude a la persona a empezar una actividad. Divida la actividad en pequeños pasos y elogie a la persona por cada paso que complete.
  • Esté pendiente de señales de agitación o frustración en el curso de la actividad y ayúdele amablemente o distráigala orientándola hacia algo diferente.
  • Incorpore en su rutina diaria las actividades que la persona parece disfrutar e intente hacer las actividades a una hora similar cada día.
  • Trate de incluir a la persona con Alzheimer en el proceso total de la actividad. Por ejemplo, a las horas de comida, anímela a ayudar en la preparación de la comida, a poner la mesa, apartar las sillas o guardar los platos. Esto puede ayudar a mantener las habilidades funcionales, realzar el sentido de control personal y aprovechar eficazmente el tiempo disponible.
  • Aproveche los centros de servicios para el cuidado de adultos durante el día, los cuales proporcionan varias actividades para la persona con la enfermedad de Alzheimer, mientras que al mismo tiempo ofrecen a las personas encargadas de proporcionar cuidados la oportunidad de obtener un alivio temporal de las tareas asociadas con su labor. Estos centros frecuentemente proporcionan transporte y comidas.

Ejercicio

Incorporar el ejercicio dentro de la rutina diaria proporciona beneficios tanto a la persona que tiene Alzheimer como a quien la atiende. No solamente puede mejorar la salud, sino que también puede convertirse en una actividad constructiva que ustedes dos pueden compartir.
  • Piense en la clase de actividad física que ustedes dos disfrutan, como caminar, nadar, jugar tenis, bailar o trabajar en el jardín. Determine la hora del día y el lugar donde ese tipo de actividad funcionaría mejor.
  • Sea realista con sus expectaciones. Comience despacio; por ejemplo, tome un paseo corto alrededor del patio, antes de dar una vuelta alrededor de la cuadra.
  • Esté pendiente de cualquier molestia o señales de esfuerzo excesivo. Hable con el médico de la persona si esto sucede.
  • Permítale a la persona tener tanta independencia como sea posible, aún si eso significa un jardín imperfecto o un juego de tenis sin puntos marcados.
  • Identifique los tipos de programas de ejercicio disponibles en su área. Es posible que los centros para personas mayores tengan programas para aquellos que les gusta hacer ejercicio con otras personas. Los centros comerciales de su localidad a menudo tienen clubes de caminar y proporcionan un lugar para hacer ejercicio cuando hace mal tiempo.
  • Anime a la persona a realizar actividades físicas. Pase tiempo afuera cuando el clima lo permita. El ejercicio frecuentemente ayuda a todos a dormir mejor.

Incontinencia

A medida que la enfermedad avanza, muchas personas con la enfermedad de Alzheimer empiezan a padecer de incontinencia, o sea, la inhabilidad de controlar las funciones de la vejiga o de los intestinos. La incontinencia puede ser angustiosa para la persona y difícil para quien la cuida. Algunas veces la incontinencia se debe a una enfermedad física, de manera que asegúrese de discutirlo con el médico de la persona.
  • Tenga una rutina para llevar a la persona al baño y mantenga esa rutina tan rigurosamente como sea posible. Por ejemplo, lleve a la persona al baño aproximadamente cada 3 horas durante el día. No espere a que la persona se lo pida.
  • Esté atento a señales de que la persona tal vez tenga que ir al baño, tales como inquietud o tirarse la ropa. Actúe rápidamente.
  • Sea comprensivo cuando ocurren accidentes. Conserve la calma y tranquilice a la persona si está angustiada. Trate de notar cuándo suceden estos accidentes para ayudar a planear maneras de evitarlos.
  • Para ayudar a prevenir los accidentes nocturnos, limite ciertos tipos de líquidos en la noche, tales como aquellos que contienen cafeína.
  • Si va a salir con la persona, planee con anticipación. Averigüe dónde están localizados los baños y asegure que la persona se ponga ropa sencilla y fácil de quitarse. Lleve un juego extra de ropa en caso de que ocurra un accidente.

Problemas para dormir

La agotada persona que proporciona los cuidados espera ansiosamente que sea la hora de dormir de la persona enferma. Sin embargo, para las personas que sufren de Alzheimer la llegada del crepúsculo, cuando empieza a anochecer, puede ser un momento difícil. Muchas de las personas con Alzheimer se ponen inquietas, agitadas y malhumoradas alrededor de la hora de la cena. Este fenómeno se conoce como el síndrome vespertino o el síndrome de “sundowning”. Lograr que la persona se acueste y permanezca en la cama puede requerir un poco de planificación previa.
  • Anime a la persona a hacer ejercicios durante el día y limite las siestas que hace durante el día, pero asegúrese de que la persona está descansando adecuadamente durante el día, ya que la fatiga puede aumentar la probabilidad de la inquietud al atardecer.
  • Trate de programar a horas tempranas del día las actividades que requieren esfuerzo físico. Por ejemplo, el baño puede ser realizado en la mañana, o la comida mayor en familia puede ser servida a mediodía.
  • Establezca un tono quieto y tranquilo en la noche para alentar el sueño. Mantenga las luces bajas, elimine los ruidos fuertes, e incluso ponga música relajante si parece que la persona la disfruta.
  • Trate de establecer que la hora de acostarse sea más o menos al mismo tiempo todas las noches. Desarrollar una rutina a la hora de acostarse puede ayudar a lograr eso.
  • Limite el consumo de cafeína.
  • Si la oscuridad asusta o desorienta a la persona, use lamparitas de noche en el dormitorio, en el pasillo y en el baño.

Alucinaciones y delirios

A medida que la enfermedad avanza, las personas pueden sufrir alucinaciones y/o delirios. Las alucinaciones ocurren cuando una persona ve, oye, huele, saborea o percibe algo que no existe. Los delirios son creencias falsas que la persona piensa que son ciertas.
  • A veces, las alucinaciones y los delirios son señales de una enfermedad física. Tome nota de lo que la persona está experimentando y discuta el problema con el médico.
  • Evite discutir con la persona sobre lo que ella ve u oye. Trate de responder a los sentimientos que la persona está manifestando. Confórtela si la persona tiene miedo.
  • Trate de distraer a la persona con otro tema o actividad. A veces llevarla a otro cuarto o salir a caminar puede ayudar.
  • Apague la televisión cuando estén presentando programas violentos o perturbadores. Puede ser que la persona con Alzheimer no sea capaz de distinguir entre un programa de televisión y la realidad.
  • Asegure que la persona está segura y fuera de peligro y que no tiene acceso a ningún objeto que podría usar para hacerle daño a alguien.
  • Hable con el médico sobre cualquier enfermedad que la persona haya tenido o sobre los medicamentos que está tomando. A veces, una enfermedad o medicamento puede causar alucinaciones y delirios.

Deambulando

Mantener la seguridad de la persona es uno de los aspectos más importantes de su cuidado. Algunas personas que padecen de Alzheimer tienden a deambular y salirse de sus casas o alejarse de quienes las cuidan. Saber qué hacer para limitar esa conducta puede proteger a la persona y evitar que se extravíe y pierda.
  • Asegúrese que la persona lleve consigo algún tipo de identificación o que use una pulsera médica.
  • Considere si sería bueno inscribir a la persona en el programa Retorno Seguro de la Asociación de Alzheimer, si el programa está disponible en su área. (consulte la sección llamada “Para más información” para ponerse en contacto con la Asociación). Si la persona se pierde y no es capaz de comunicarse adecuadamente, la identificación servirá para alertar a la gente sobre la condición médica de la persona.
  • Notifique con anticipación a los vecinos y a las autoridades locales que la persona tiene la tendencia de deambular.
  • Mantenga una fotografía reciente o un video de la persona con Alzheimer para ayudar a la policía en caso de que la persona se pierda.
  • Mantenga las puertas cerradas con llave. Considere la opción de colocar una cerradura que se cierra con llave por dentro, o una cerradura adicional colocada en una parte más alta o más baja de la puerta. Si la persona puede abrir la cerradura porque le es familiar, un Nuevo picaporte o cerradura puede ayudar.
  • Instale un “sistema de anuncio” que suena cuando la puerta se abre.

Seguridad en el hogar

Los encargados de proporcionar cuidados a las personas que sufren de la enfermedad de Alzheimer frecuentemente tienen que evaluar sus casas de diferente forma para identificar y corregir riesgos de seguridad. Crear un ambiente seguro puede prevenir muchas situaciones peligrosas y estresantes. El Centro de Educación y Referencia Sobre la Enfermedad de Alzheimer (ADEAR) ofrece el folleto tituladoProtección en el hogar para las personas con la enfermedad de Alzheimer, el cual contiene muchos consejos útiles. Consulte la sección llamada “Para más información”, para ponerse en contacto con el Centro ADEAR.
  • Instale cerraduras de seguridad en todas las ventanas y puertas exteriores, sobre todo si la persona tiene tendencia a deambular. Quite las cerraduras de las puertas del baño para impedir que la persona se encierre accidentalmente.
  • Use picaportes con seguro, como los usados para la protección de los niños, en los gabinetes de la cocina y en cualquier otra parte donde se guarden productos de limpieza u otros productos químicos.
  • Póngale etiquetas a los medicamentos y guárdelos con llave. También ponga los cuchillos, encendedores, fósforos y las armas de fuego en un lugar seguro y fuera de alcance.
  • Mantenga la casa ordenada. Quite las alfombras de piso sueltas y cualquier otra cosa que pueda contribuir a una caída.
  • Asegure que la iluminación sea buena tanto dentro como fuera de la casa.
  • Esté pendiente de cuestiones relacionadas a la seguridad en la cocina y encárguese de remediar cualquier cosa que represente un peligro, por ejemplo, que a la persona con Alzheimer se le olvide apagar la estufa después de cocinar. Considere la instalación de un interruptor automático en la estufa para prevenir quemaduras o incendios
  • Verifique que ha asegurado o guardado cualquier cosa que pueda representar un peligro, tanto dentro como fuera de la casa.

Manejando vehículos

Decidir que una persona con Alzheimer ya no puede manejar un vehículo de manera segura es algo difícil de hacer, y es necesario comunicarle esa decisión con prudencia y sensibilidad. A pesar de que es possible que la persona se sienta angustiada por la pérdida de independencia, la seguridad debe ser la prioridad.
  • Esté alerta a las señales que indican que manejar un vehículo de manera segura ya no es posible para la persona, inclusive señales como perderse en lugares conocidos, manejar demasiado rápido o demasiado despacio, ignorar las señales de tráfico, enfadarse o confundirse.
  • Sea sensible a los sentimientos de la persona sobre la pérdida de la habilidad para manejar, pero sea firme al pedirle que no lo haga más. Sea consistente: no permita que la persona maneje durante los “días buenos” para luego prohibírselo en los “días malos”.
  • Pídale al médico que le ayude. La persona puede percibir al médico como una autoridad y aceptar no volver a manejar. El médico también puede contactar al Departamento de Vehículos Automotores y solicitar que la persona sea examinada nuevamente.
  • Si es necesario, agarre usted las llaves del automóvil. Si el simple hecho de tener llaves es importante para la persona, sustitúyalas por un juego de llaves diferente.
  • Si todas las medidas fallan, desactive el automóvil o estaciónelo en un lugar donde la persona no pueda verlo u obtener acceso a éste.
  • Pídale a los familiares y amigos que lleven a la persona donde sea necesario o averigüe sobre los servicios que ayudan a las personas con discapacidades a transportarse en sus comunidades.

Visitando al médico

Es importante que la persona que padece de Alzheimer reciba atención médica regularmente. Planear con anticipación puede hacer que la visita al consultorio del médico sea más fácil.
  • Trate de programar la cita para la hora del día en que la persona se siente mejor. Además, pregúntele al personal del consultorio a qué hora del día está menos ocupado el consultorio.
  • Informe con anticipación al personal del consultorio que ésta persona puede sentirse confundida debido a la enfermedad de Alzheimer. Pídales ayuda para lograr que la visita sea más fácil.
  • No le cuente a la persona sobre la cita sino hasta el día de la visita o incluso hasta que ya casi sea la hora de partir. Hágalo de manera positiva y como si fuera algo rutinario.
  • Lleve consigo algo de comer y de beber, y cualquier material o actividad que la persona disfruta.
  • Invite a un amigo u otro miembro de la familia a que lo acompañen a la consulta, para que así uno de ustedes pueda quedarse con la persona mientras el otro habla con el médico.
  • Traiga a la cita un breve resumen que incluye el historial médico de la persona, el nombre del médico de cabecera y los medicamentos que la persona está tomando actualmente.

Días festivos

Los días festivos son agridulces para muchas de las personas que proporcionan cuidados a las personas que sufren de Alzheimer. Los recuerdos felices del pasado contrastan con las dificultades del presente, y las demandas extras de tiempo y energía pueden parecer abrumadoras. Conseguir un balance entre el descanso y la actividad puede servir de ayuda.
  • Mantenga o adapte las tradiciones familiares que son importantes para usted. Incluya a la persona con Alzheimer tanto como sea posible.
  • Reconozca que las cosas van a ser diferentes y sea realista en cuanto a lo que usted puede hacer.
  • Anime a los amigos y a la familia a que los visiten. Limite el número de personas en cada visita, y trate de programar las visitas para la hora del día cuando la persona se siente mejor.
  • Evite las multitudes, los cambios en la rutina y los lugares extraños que puedan causarle confusión o agitación a la persona.
  • Haga lo más que pueda para tratar de disfrutar. Trate de encontrar tiempo para las cosas que a usted le gusta hacer en los días festivos. Pídale a un amigo o a un miembro de la familia que acompañen un rato a la persona enferma mientras usted sale.
  • Durante ocasiones en las que se congrega mucha gente, por ejemplo en bodas o reuniones familiares, trate de que haya un espacio disponible donde la persona pueda descansar, estar sola, o pasar un rato con un grupo más pequeño de personas si es necesario.

Visitando a una persona que sufre de Alzheimer

Las visitas son importantes para las personas que padecen de la enfermedad de Alzheimer. Ellos no siempre pueden recordar quiénes son las personas que los visitan, pero el contacto humano es valioso. Aquí hay algunas ideas para compartir con alguien que esté planeando visitar a una persona que sufre de esta enfermedad.
  • Planee la visita para la hora del día en la que la persona que sufre de Alzheimer se sienta mejor.
  • Traiga consigo algo que sirva para realizar algún tipo de actividad, como algo conocido para leer o álbumes de fotografías que puedan ojear, pero esté listo para descartar la actividad si es necesario.
  • Manténgase calmado y sosegado. Evite usar un tono fuerte de voz o hablarle a la persona como si fuera un niño.
  • Respete el espacio personal de la persona y no se le acerque demasiado.
  • Procure establecer contacto visual y llame a la persona por su nombre para conseguir su atención.
  • Recuérdele a la persona quién es usted, si parece que no lo reconoce.
  • No discuta si la persona está confundida. Responda a los sentimientos que le están siendo comunicados y, si es necesario, distraiga a la persona con un tema diferente.
  • No se ofenda si la persona no lo reconoce, se porta bruscamente o le responde de manera enojada. La persona está reaccionando así porque está confundida.

Escogiendo un hogar de atención para personas mayores

A muchos de los encargados de proporcionar cuidados a una persona que sufre de Alzheimer les llega un momento en el que ya no pueden continuar cuidando a un ser querido en el hogar. Escoger un centro residencial de cuidados, tal como un hogar donde se vive en grupo, un establecimiento de vivienda con asistencia o un hogar de atención para adultos mayores, es una decisión importante y puede ser difícil saber por dónde empezar.
  • Es útil recolectar información sobre los servicios y las opciones antes de que la necesidad de usarlos se presente. Esto le dará tiempo para explorer completamente todas las posibilidades antes de tomar una decisión.
  • Determine qué establecimientos hay en su área. Los médicos, amigos y parientes, los trabajadores socials del hospital y las organizaciones religiosas pueden ayudarle a identificar establecimientos específicos.
  • Haga una lista de preguntas que le gustaría hacerle al personal del centro. Piense sobre qué es importante para usted, por ejemplo, los programas de actividades, el transporte o las unidades especiales para personas que sufren de la enfermedad de Alzheimer.
  • Llame a los lugares que le interesen y haga una cita para visitarlos. Hable con la administración, con el personal de enfermería y con los residentes.
  • Observe cómo funciona el centro y cómo son tratados los residentes. Trate de visitar nuevamente el establecimiento, pero sin aviso previo, para ver si sus impresiones son las mismas.
  • Averigüe qué tipos de programas y servicios se ofrecen para las personas que sufren de la enfermedad de Alzheimer y sus familias. Pregunte sobre el entrenamiento del personal en el cuidado de personas con demencia y averigüe cuál es la norma en cuanto a la participación de la familia en la planificación del cuidado del paciente.
  • Revise la disponibilidad de cuartos, el costo y la forma de pago, y si el establecimiento participa en Medicare o Medicaid. Tal vez usted quiera apuntar su nombre en una lista de espera aún si no está listo para tomar una decisión inmediata sobre el cuidado a largo plazo.
  • Una vez que usted haya tomado una decisión, asegúrese de que entiende las condiciones del contrato y el acuerdo financiero. Es una buena idea pedirle a un abogado que le ayude a revisar los documentos antes de firmarlos.
  • El traslado es un cambio importante tanto para la persona con Alzheimer como para quien le proporciona los cuidados. Un trabajador social puede ayudarle a planear el traslado y a adaptarse a éste. Es importante tener apoyo durante esta difícil transición.


Referencia: 

Escrito tomado exacto de Internet

¿TANATOLOGIA, UNA CIENCIA?


A través de los siglos el hombre ha temido a la muerte, por la incertidumbre que genera lo desconocido. Todos los seres humanos moriremos algún día, aunque no sabemos cómo, cuándo y dónde, la muerte es universal. Nos paralizamos ante la partida de un ser significativo e internalizamos que nosotros también algún día partiremos de este plano terrenal, nos damos cuenta que la muerte es inclusiva.

La muerte siempre ocurre, es un hecho ineludible. El hombre en su historia ha tenido que aprender a vivir con el tema de la muerte, la Tanatología ayuda a entender el proceso de la muerte, la pérdida y el duelo. Nos ayuda a aprender a afrontar tanto la muerte de otra persona como doliente y también a aprender a asumir nuestra propia muerte. La tanatología atiende no solo al moribundo en el final de su vida para ayudarle a tener una muerte digna sino que ayuda a procesar y elaborar un duelo normal y saludable a la familia ante la pérdida de esa persona amada.

El término Tanatología, “La ciencia de la muerte”, fue acuñado en 1901 por el médico ruso Elías Metchnikoff, Premio Nobel de Medicina (1908). En ese momento la Tanatología era una rama de la medicina forense que trataba la muerte y todo lo relativo a los cadáveres desde el punto de vista médico legal. Para finales de la década 60 la Dra. Elizabeth Kübler-Ross, psiquiatra suizo-estadounidense a través de su libro Sobre la muerte y los moribundos, alivio del sufrimiento psicológico para los afectados (1969) ofrece otra visión y enfoque a la Tanatología, la cual prevalece en la actualidad, se le conoce como la fundadora de esta nueva ciencia.

Thanatos, es el dios griego de la muerte, mientras que Logos se deriva también del griego y tiene varios significados: palabra, razón, estudio, tratado, discurso y sentido. Entonces la Tanatología pueda definirse etimológicamente como “la ciencia encargada de encontrar sentido al proceso de la muerte”, en otras palabras, dar razón a la esencia del fenómeno muerte. Según, Robert Kastenbaum   “El término de tanatología se suele definir como el estudio de la muerte, es mejor definirla como el estudio de la vida con la muerte incluida.”

El tanatólogo es el profesional capacitado para ayudar en el proceso de pérdida y duelo, para la persona que muere y a aquellas que lo rodean. Procurar que el ser humano que sufra una pérdida sea tratado con respeto, cariño, compasión y que conserve su dignidad hasta el último momento. Durante el proceso el tanatólogo debe demostrar empatía, respeto, confidencialidad, cordialidad, calidad humana para poder ofrecer al paciente el apoyo que él busca. El tanatólogo entiende, conoce el tema de la muerte y ayuda brindando apoyo durante todo el proceso de muerte, en la elaboración del duelo y así lograr vivirlo de una manera positiva.

Hemos atendido en nuestra práctica privada: adolescentes que perdieron de manera inesperada a su padre, mujeres que han perdido a su esposo, una madre sobreviviente ante el suicidio de una hija, una hija ante la pérdida ambigua de su madre por la enfermedad del Alzheimer, un joven adulto que enfrenta una enfermedad terminal, entre otros. Estamos para educar, escuchar y trabajar con los sentimientos, emociones e ideas, de manera que el duelo se procese de forma normal y saludable. De esta manera se espera que el doliente se apodere de su proceso, realice los ajustes externos, internos y espirituales necesarios para que  pueda continuar eventualmente con su vida.

Referencias:

Bravo Margarita. ¿Qué es la Tanatología? Revista Digital Universitaria 2006. Internet  2010. www.revistaunam.mx/vol.7/num8/art62/art62.htm

Corr C, Nabe, Corr. Death & Dying, Life & Living. Wadsworth. 6th Ed. 2009

Kübler-Ross, Elizabeth. Sobre la muerte y los moribundos, alivio del sufrimiento psicológico para los afectados. Editorial Random. 1975

Worden William J. Grief Counseling and Grief Therapy: A Handbook for the Mental Health Practitioner. Springer Publishing Co.4th Edition. 2009

ALAPAS, La revista

Una compañera y amiga me envío, ALAPAS, La revista "On Line". Me parece una herramienta muy útil para el que sufre la pérdida de un ser amado en manos de la violencia. También para el profesional que desea servir de apoyo y alivio en el momento de la pérdida y el duelo.

http://issuu.com/anuchkaramosruiz/docs/alap_s_la_revista_el_duelo

lunes, 13 de agosto de 2012

Sentimiento de vacío



Es un sentimiento de vacío ante la muerte 
de un ser significativo. La intensidad varía dependiendo del tipo de muerte: sea esta esperada/anticipada o subita/inesperada y del tipo de relación con el fallecido. 
Si te sientes perdido en ese vacío es importante que busques ayuda de un profesional de la salud/conducta. 
¡Hazlo Ya!

Referencia:
Tomado de Facebook; Psicologos de Peru.
http://www.facebook.com/photo.php?fbid=10151104934198544&set=a.10150471257288544.386944.207678648543&type=1&theater

martes, 7 de agosto de 2012

APEGO vs DESAPEGO

El desapego, sucede con cada pérdida que se tiene en la vida,
 aun con la última e inevitable, la muerte.



El soltar, fluir y disfrutar debería ser la meta 
de toda persona que esté en un proceso de duelo,
para re-invertir su energía de manera positiva, 
para aceptar lo inevitable,
para continuar con su vida.
Todo este proceso conlleva ajustes externos, internos y espirituales.
Nadie dice que es fácil, pero se puede lograr.

Imagen tomada de Facebook: http://www.facebook.com/psicologosdelperu

lunes, 6 de agosto de 2012

Articulo del periódico El Vocero


Cuando se va tu otra mitad

La pérdida de una pareja produce un dolor intenso en el cuerpo, la mente y el espíritu. Este no es una enfermedad y sí un proceso natural y único para quien lo padece.

Existen amores grandes y apasionados. Parejas jóvenes que viven felices y comienzan a construir sueños y a forjarse metas en conjunto. Sin embargo, a veces el ciclo normal de esa relación se interrumpe ante la muerte súbita de uno de ellos. Es así como el sobreviviente queda solo, sin su “otra mitad”. Siente que la vida le ha quitado algo muy suyo, la persona con quien compartió hasta su “cuerpo”.

Todos hemos conocido a alguien que ha perdido a una pareja, pero resulta muy doloroso cuando esto ocurre de manera inmediata, sin un aviso. Y más cuando te enteras del incidente desgraciado cuando un conocido te dice, de repente: “Juan*(nombre ficticio) murió en un accidente”. Así fue como María*(nombre ficticio para proteger su identidad) se enteró que su entonces novio había muerto. Ella bloqueó casi todas las imágenes de ese y los días subsiguientes. Lo que sí recuerda es que estaba sentada en el balcón de su casa cuando una vecina le dijo lo sucedido. María confrontó a sus familiares, quienes le confirmaron la terrible noticia.

“Me puse fuerte a partir de ese momento. Me marcó y aprendí que nadie es eterno. Lloré mucho, como nunca lo he hecho en mi vida, lo sufrí y ahí quedó.Me puse una venda, una coraza, le di ‘delete’ a ese momento de mi vida. Uno aprende a vivir con esto. Residía en un barrio pequeño, era joven y creía que todos hablaban de mí por burla o lo que sea. Así que después del suceso me mudé… Es imposible que uno se olvide de la relación, pero uno aprende a vivir con esto”, dijo a vocero.com con un dejo de nostalgia.

Hoy María está casada y con hijos. El recuerdo del incidente desgraciado siempre estará ahí, pero ella logró rehacer su vida. De hecho, su esposo no supo lo que le había ocurrido hasta un año después de relación, cuando ya planificaban casarse. “Te digo, me puse tan fuerte que ni las nuevas amistades que hice cuando me mudé sabían lo que había pasado”, explicó. Al principio tuvo temor de volver a perder a un amor, pero su hoy esposo le repetía “tranquila, no va a pasar nada”. La mujer asegura que hoy ya ese temor desapareció.

María, a diferencia de otros, no buscó ayuda sicológica. Manejó su dolor sola. Escribió un ensayo universitario sobre la pérdida, lo que dice la ayudó a sanar y a “despedirse” de Juan. Además, cortó la relación con su exsuegra. “Me abrazaba como si yo fuera su hijo. Poco a poco me fui alejando. Tuve mis hijos, preguntaba por ella y ella por mí. Mis nenes nacían y yo se los llevaba, ella se ponía contenta. Pero supe que nos hacíamos daño. Así que dejamos de vernos”, reconoció.

La muerte de un amor “no se olvida jamás. Aprendes a vivir con eso y con el tiempo ya no es dolor lo que sientes, sino un recuerdo triste”, aceptó.

El duelo no es una enfermedad

“Todo duelo es único, todo duelo es natural”, dijo a vocero.com Edu Emilia Sáez, consejera profesional especializada en pérdidas. Comentó que el duelo no debe confundirse con una enfermedad. Además, este nunca desaparece.“El duelo evoluciona, si no lo hace hay algo mal. Inmediatamente después que muere la persona le llamamos duelo activo. Se supone que el duelo evolucione y se modere”. A los seis meses ese dolor se estabiliza y cuando llega el aniversario el duelo vuelve a aumentar. La especialista explicó que existen sicólogos que teorizan que el duelo es una montaña rusa y otros lo describen como oleadas ya que determinados sucesos pueden traer las memorias y el dolor.

Eso le ocurrió a María cuando recientemente falleció una amiga, quien fue la que le recomendó mudarse de su pueblo después de la muerte de su primer amor. “Estaba en el trabajo cuando me llamaron para darme la noticia. Me quedé en blanco. Fue el segundo golpe más duro de mi vida; lloré mucho, mucho y me acordé de Juan”, admitió.

“El duelo es la reacción física y sicológica; el luto es la reacción cultural. Siempre estarás con ese duelo”, afirmó Sáez, quien creó el blog alivioenlaperdidayelduelo.blogspot.com para compartir sus experiencias y asistir a otros en su dolor.

“El sentimiento de pérdida es la reacción natural ante la muerte de un ser querido. Es un sentimiento normal aunque la sociedad no lo entiende, porque nadie quiere morirse”, dijo por su parte Norma Piazza, sicóloga clínica, profesora de la Universidad Carlos Albizu de San Juan y tanatóloga certificada (conocimientos médicos relativos a la muerte). “La sociedad nos invita a ser exitosos, a competir, a ser felices. La sociedad no patrocina ni entiende el duelo. Recuerda que el ser humano lucha, es su instinto de supervivencia el que lo impulsa”, añadió.
Explicó que el duelo ante la pérdida de un amor es fuerte porque uno siente que le están quitando lo que uno considera suyo, lo que es una extensión de uno. “El duelo es un proceso largo, lento y doloroso. Nos demuestra que no somos infinitos. El duelo es el enfrentamiento de dos partes: la razón con la emoción… Lo que duele es el alma y para eso no hay pastillita”, explicó Piazza.

Comentó que en el siglo XIX los velatorios ocurrían en las casas, las mujeres se tiraban al piso a llorar y gritaban. Hoy, casi siempre se realiza el velatorio en una funeraria y se espera que el viudo o viuda esté bien arreglado y en control de sus emociones. “La sociedad no me puede ver triste. Esto es algo que se adoptó de la cultura de Estados Unidos. Pero, hay que entender que el duelo no es una enfermedad, aunque tiene reacciones físicas como dejar de dormir o hacerlo en exceso, aislarse y llorar… es una necesidad humana”, comentó.

¿Cuándo disminuye el duelo y empieza la paz?

Ya sabemos que el duelo no desaparece, sino que se transforma. De hecho, la muerte de una pareja tiene un 100 porciento de impacto en la escala de reajuste social. En un segundo lugar, con un 73 porciento, está el divorcio o dejarse de una pareja. El duelo en ese caso es igual al que se experimenta con el deceso de un amor, solo que, físicamente, esa persona aun está presente.

“En vez de preguntarnos por qué, debemos preguntarnos para qué estoy pasando por esto. Llega un momento en que los por qué se convierten en para qué. No puedes racionalizar los sentimientos, recuerda que lo que duele es el alma”, aseguró Piazza.

Entonces, ¿cuándo estamos listos para rehacer nuestra vida? Piazza, Sáez y María, reconocieron por separado que no hay un tiempo específico. Cada persona sana de manera diferente. Pero, notarás que te vas reponiendo cuando tienes nuevamente esperanza en la vida. “Ocurre cuando estableces un equilibrio entre el ayer que debe ser recordado con amor pero pensando en un mañana que debe ser vivido. Cuando te dices:‘yo todavía quiero vivir’”, ejemplificó Piazza.

Estrategias para sanar

1. Escribe una carta de despedida.
2. Realiza la técnica del “Hola”. Cocina la comida que le gustaba a tu pareja, prepara la mesa para dos e imagina que lo vas a recibir para cenar. Aprovecha ese momento para “decirle” cómo te sientes y qué pasó cuando se fue.
3. Crea un álbum de recuerdos.
4. Manténte cerca de tus seres queridos. No hay nada más sanador que un abrazo.
5. Si sabes que tu pareja va a morir, prepárate para ese momento mediante la técnica de duelo anticipado. Así se amortigua el choque. Un sicólogo o un experto en tanatología puede ayudarte en este proceso.