Aunque la muerte es universal, el duelo es uno individual y único. En la
familia los miembros se duelen de manera diferente. Cualquier muerte nos
recuerda nuestra propia mortalidad. Pueden tener una variedad de emociones:
- tristeza ante la muerte,
- alivio ante el fin del sufrimiento del padre/madre,
- ansiedad que significa la muerte del protector,
- recuerdos a veces pueden ser dolorosos o reconfortantes
La muerte de un padre representa la pérdida de la relación a largo plazo
que se tenía, caracterizada por educar, criar y el apoyo incondicional. Cuando
los padres están vivos esto representa un recurso de apoyo moral a los hijos. Si
tienen problemas, puede llamar y contar con sus padres. Cuando falta uno de los
padres, ese sentido de seguridad se pierde. Sienten que no hay quien puede
contestar su llamado, el auxilio incondicional.
La muerte de uno de los padres involucra ambos “aferrarse y dejar ir”,
en donde el niño simultáneamente reconoce la realidad de la muerte y atesora y
le reconforta los recuerdos del fallecido. Debido a que la madre
tradicionalmente se tiene o se percibe como la cuidadora primaria de los hijos,
muchas personas creen que la muerte de la madre es más difícil de enfrentar que
la muerte del padre.
Otro factor, estadístico, es
que la expectativa de vida es más corta de los padres, ellos mueren primero que
las madres. La muerte de uno de los padres se percibe como la pérdida de: seguridad,
educarlos, crianza, amor y la pérdida del apoyo emocional y psicológica.
En el Estudio del duelo en los niños (Silverman, P.) concluyeron que el
niño que pierde uno de los padres típicamente establece:
- Un conjunto de recuerdos, sentimientos y acciones que el niño dibuja y reconstruye la imagen del padre fallecido.
- Esto involucra la construcción de una representación interna que le permite al niño sostener su relación con el padre fallecido, su relación cambiara mientras el niño madura y la intensidad del dolor puede disminuir.
- El niño negociara y renegociara el significado de su perdida a través del tiempo.
- La pérdida es permanente, pero el proceso de enfrentarlo tendrá unos cambios a través del tiempo.
Cuando la muerte de unos de
los padres se produce cuando un niño es muy pequeño, un componente importante
de la pena, el luto puede implicar el duelo de los años de la relación que se
perdieron debido a la muerte prematura del padre. Puede tener una sensación
persistente de no haber conocido al padre fallecido. Por ejemplo: el padre
muere como resultado de la guerra. Esas emociones están sepultados a través de
los años y un estímulo como encontrar papeles militares o visitar un memorial
de la guerra trae el duelo a flor de piel. Es importante compartir esa pérdida
con otros le ayudara a sanar. Otra manera de entender ese tipo de pérdida incluye
hablar con otros veteranos que le ayudaran a completar la figura del padre
fallecido, el cual no tuvo el tiempo de conocerlo completamente.
Referencia: Despelder, L., Strickland, A. (2009). The Last Dance Encountering Death &
Dying. 8th Ed. Mc Graw Hill.